martes, 16 de febrero de 2010

Carta a mi padre

Cómo empezar una carta que nunca pensé escribir... De verdad siempre sentí que este momento tenía que ser en vivo, devenido quizás de aquel accidentado en el que fui a pedirte la autorización para poder casarme. Qué encuentro más extraño fue aquel para mí, que sólo quería eso, una firma para cambiar de vida, para irme lo mas lejos posible. Cuántas preguntas dejé de hacer ese día forzada por el miedo de no llevarme lo que buscaba. No pasó mucho tiempo después, incluso fue antes de mi casamiento, un día frente a Ceci y mamá salió el tema, y esta vez me surgió decirle : "creo que es hora de que piense en ir de nuevo y sacarme de una vez tantas dudas" Es que en aquel encuentro había surgido por primera vez el "qué hubiera sido..." en mí. El ver tu fotografía, la foto de las dos en tu billetera me había dejado muchas dudas, necesitaba más respuestas. Pero la única que escuché de mamá fue una vez mas terminante: "andá, hablá, quedate con él pero olvidate de mí, acá no vuelvas" Yo estaba a un paso de cambiar de vida, de irme bien lejos de todos y empezar junto a mi amor la hermosa vida que deseaba, formando la familia unida que siempre había querido tener y que la vida se había negado a concederme. Aun asi, respeté a mamá, aunque un mes después iba a estar emancipada de ella también...

En la familia, la que me crió, había, y todavía quedan resabios, de un desgraciado sistema de deudas y pagos que esta implícito dentro de la dinámica familiar. Apenas se nombraban, pero todos sabíamos que existían. De alguna manera nos entrelazaba, nos unía por medio de deudas y lealtades mal entendidas, y en algún caso casi extremas. Desde mi mamá hacia su papá, después hacia Marcos por lo que hizo por ella y por nosotras. Nosotras en deuda para siempre con Marcos, por haber elegido hacer de papá de nosotras. Los abuelos también le debían a Marcos la tranquilidad de mamá y de "las nenas"...
Pero mis pensamientos hacia afuera, hacia la otra parte de mi historia asi como dije antes, surgen después del encuentro por tu firma, se empantanan después de sentirme entre la espada y la pared ante la negativa de mama y se terminan de achicar cuando recibí tu carta en el Sur. Al tener esa carta en las manos, y al leerla, la intriga desapareció y sentí mucho agobio, mucha delusión. Porqué?? Yo esperaba de mi padre una carta llena de disculpas, de perdones, de intentos de que la hija que hay en mi necesitara más de él, lo necesitara. En cambio, tu carta pedía, y pedía. Verme, ver a tu nieto/a, cobrarle una deuda de honor a Leandro. Encima para rematarla en la posdata me decías "cualquier día de estos te toco el timbre" Fue mucho, demasiada presión para mi. Estuve un día entero con pánico, sin poder hablar a nadie porque salía una fortuna, esperando que Lea saliera del trabajo para calmar el ataque de ansiedad que yo tenía. Durante ese ataque escribí la respuesta a esa carta, y adjunté la tuya en el sobre, y no hubo nadie que me sacara de la cabeza la idea de volver a mantenerte bien lejos de mí. Eso si, por alguna razón hice una copia de esa carta tuya que te reenvié y la tuve por años guardada en una agenda hasta que un día no la encontré más.
Unos meses después me pasaría lo mas fuerte en mi vida, aun mas que el día que me casé que para mi ya había sido glorioso. Al nacer Ángeles, algo cambio para siempre en mi, Puedo asegurar que al tener a mi hija en mis brazos, tan lejos de todos, empecé a pensar otra vez. Pensé en vos, claro, mas que nada. Al ver a mi hijita pensé en mi, pensé en que alguien me había tenido en sus brazos y no podía olvidarme, y era ese mismo sentimiento que ahora sentía por la beba. Ahí estaba el porque volvías y volvías a buscarme. A partir de ese día creo que de alguna manera deje de pertenecer a mi familia, fui Federica mas que nunca, con nombre y con tu apellido.
Tiempo despues, sabiendo que Marcela, tu hermana vivía también por esas zonas australes la busqué en guía e hice unos llamados a su casa, simplemente para escuchar su voz. Y en un viaje, pasamos por su casa. Con la dirección en la mano fui a tocarle el timbre pero ella estaba de vacaciones. Ahí perdí la posibilidad de escuchar algo diferente. Después en mi cuidad natal, donde estabas vos, estaba mi familia, allá todo me resultaría mas difícil (eso lo veo ahora, claro) Me quedaron entonces las ganas de verla, conocer a mis primas, escucharla, sentir por un rato que tener este apellido no era una porquería. Pero no hubo chance.

Fue pasando de todo en mi vida. Al año nace Facundo, mi segundo hijo. De casualidad un día me crucé con tus hijos y el mayor se presentó como hermano mío. Me sentí una vez mas agobiada, presionada, hasta perseguida. Después en otra oportunidad el mayor paso por mi casa, y por el portero me reclamo un lugar de hermano que para mi no tenía. A pesar de que nunca negué que fuera mi hermano, no me sentía lista para contarle todo lo que me había alejado de vos, menos a un chico de unos 13 años como creo que tenía. El sin duda no podría entender. Vuelvo a repetir, siempre considere que ellos eran tan hermanos míos como Benjamín, con el que tampoco me unía demasiada relación quizás por la diferencia de edad entre nosotros. Volviendo al punto creo que tanto revuelo, y reclamo me volvieron a cerrar, a pesar de saber que estabas tan cerca, no podía dar ese paso. Sentía intriga claro, cierta atracción había, pero también mucho temor a lo que habías sido conmigo y una tremenda lealtad hacia mama y Marcos. Un cóctel tremendo.
Un año después a nuestro Facundo le diagnosticaron una enfermedad neurológica genética. Una gran tristeza. Muchas sombras aparecieron en el camino, otra vez senti que Dios me castigaba, o peor aún a mi hijo que no tenía nada que ver. Tuve poco tiempo para pensar en mí de ahí en adelante, me atormentaba la culpa que sentía. Todo para mi era responsable de la enfermedad del nene: la universidad, mis desvelos por estudiar de noche estando embarazada.Y dejé mi carrera de Letras cursando el 4to año.

Para cuando llegó el casamiento de Ceci yo estaba nuevamente embarazada de Julieta. Al llegar, se acerca una prima de mamá y me dice que me quede tranquila pero que esta mi papá en la Iglesia. Yo no entendía nada. Hasta ese momento mi papá era otro. Nunca nadie te había nombrado asi en mi familia. Mi relación con Ceci siempre fue mala. Después de muchos años de terapia descubrí porque mi hermana me pesaba, era una carga para mi y esto se debía a que antes de las visitas con vos, mamá siempre me decía "cuidala a Ceci, vos sos mamá" Fue una carga muy pesada de llevar evidentemente. Y llegamos al día de su casamiento, al día que "mi carga" pasaba a manos de Juan para "cuidarla" como pedía mamá. Bueno, justamente ese día, cuando me dicen que vos estabas ahí, yo busqué a mama, que todavía no llegaba. Cuando llega ella !¡Increíblemente!!! me dice "Dejalo Fede, no vamos a arruinarle el casamiento a tu hermana" Pero yo sabia muy bien que si Ceci te veía ahí no habría casamiento, o bien todo se iría al demonio. Por eso decidí por ella. Ella se enteró al día siguiente en casa de mama. Había disfrutado su fiesta y ya estaba a cargo de otro. Cuando se enteró me dijo, "vos sabes dónde vive??, acompañame" Yo creía que si, creía haber visto la entrada del campo donde nos llevabas de chicas un día de coraje que se me había dado por ir por esos lares. Los guié hasta la tranquera y me bajé del auto. Una vez mas no tuve el coraje suficiente para enfrentar la situación. Tampoco tenia los intereses de Ceci ni los apoyaba. No me aportaba nada ir a insultarte o a amenazarte. No lo sentía. Pero aun asi tampoco estaba lista para otro tipo de encuentro, ese no era mi momento para hablar.
Actualmente vivo lejos de todos, en la gran ciudad de Bs. As. Los demas se mudaron, muy mal, económicamente quebrados. La relación con todos se ha deteriorado mucho, sin poder comunicarnos casi siquiera por mail. Ellos pusieron un negocio con Ceci y su marido. El negocio salió muy mal, quedaron muchas deudas, Marcos hizo todo mal, para variar... ya mi relación con el venia tecleando hace varios años y esto le puso fin drásticamente. A mí personalmente me tomo muchísimo tiempo cortar, sentir que la deuda con él ya estaba pagada, y con demasiados intereses, que Marcos me había defraudado lo suficiente como para estar, digamos, a mano.

Desde entonces he sentido cada vez mas fuerte que la condena hacia vos ya no tenía sentido. Que en este bendito país ni un asesino serial pasa 25 años a la sombra y que ya habías pasado suficiente con nuestra distancia e indiferencia. Mamá lo sabe, no lo acepta, pero sabe lo que pienso. Sabe que a mis 33 años ya crecí lo suficiente, y me estoy dando coraje para dar el paso inmenso de ver que hay del otro lado.
En Julio del año pasado, al raíz del problema económico con mama y Marcos, Ceci se decide a escribirle un mail a tu hermana. Tan fácil resultó que Marcela respondió enseguida y me uní al reencuentro virtual yo también. En septiembre me encontré con ella por nuestros pagos, como lugar neutral para ambas, y también vi a tu mamá. Ella no te ha contado para preservarte, hasta tanto las dos nos decidiéramos a tomar contacto con vos. Con ella me ha costado más que con la tía, pero de a poco nos estamos conociendo y voy sintiéndola mas distendida. Ahora cuando venga para acá, si Dios quiere la veré. De a poco voy reponiendo las piezas en mi rompecabezas.
Sé que Ceci esta en contacto con vos, y desde que lo sé, todas las noches pienso que palabras usaría, que palabras llenarían esta carta.
Hay mucho para hablar, mucho para meditar y pensar. Hace rato que pienso en el perdón. Pero siempre necesite de alguien que pidiera disculpas y no lo hallaba. Espero que el tiempo nos permita curar las heridas del pasado que no puede cambiarse ya. Me gustaría dejar de pensar en el padre que fuiste y empezar a pensar en el padre que podrías ser para mi de ahora en adelante. Mucho voy a preguntarte, y quizás también te reclame, claro, porque son demasiadas las cosas que aun duelen.
Pero siempre pensando para adelante, tratando de dejar el pasado donde está.
Gracias por leer esta extensa carta..
Federica

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